Contar historias es ampliamente aceptado como una de las formas naturales y eficaces de introducir en los niños el discurso oral continuo y coherente. Y, desde que el ser humano ha desarrollado el lenguaje, contar historias se utiliza como una herramienta educativa poderosa y atractiva ya que se asemeja a la manera en que el cerebro procesa la información en estructuras narrativas cortas interconectadas, siendo más significativa cuantas más conexiones tiene (Schank, 1995).
Los niños pueden comprender el significado general de una historia con el apoyo de las técnicas de narración del profesor, acompañándola con ilustraciones, que dan pistas del significado. Así, cada niño puede organizar, hacer suya la información y responder según su nivel lingüístico y capacidad cognitiva.
Schank, R. & Abelson, R. (1995). Knowledge and Memory:
The Real Story. Recuperado de
http://cogprints.org/636/1/KnowledgeMemory_SchankAbelson_d.html#fn0
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